Llegará un día la ausencia a mi
memoria. Tus labios, que ayer besé, que hoy beso, mañana será un
espacio oscuro, vacío; se habrán borrado de mi mente como un
garabato en un papel. Ya no estará esta noche; la playa, la luna que
no es luna, que es luna nueva. Noche oscura que nos inspira infinidad
de locuras de amor. Noche negra y oscura como mi mente, que ya no
recordará los abrazos, la pasión, tu mirada y la mía. Este deseo
de ti, estas ganas de ti, esta pasión que en mi locura por ti no
tiene límites…este amor, quiero ahora gozarlo, vivirlo como si
fuera lo último que hago contigo; porque en nada, no te podré
encontrar en los rincones oscuros de mis recuerdos, porque se
desvanecerán en la nada al igual que una gota de agua en las arenas
de un desierto.
El tiempo que me quede, que nos quede,
pasará rápido. Mi mente se irá convirtiendo en un mosaico donde
sus piezas no encajarán; como un dibujo infantil, como un mecano al
que se le ha perdido varias piezas, como una encrucijada, como un
laberinto en el que, a veces, se encuentra fácil el camino, pero
que poco a poco se irán cerrando las salidas.
Te digo, por si luego, pronto, en
nada… mis labios no puedan besar porque se habrán olvidado de cómo
se hace. Te lo digo ahora, antes de que el tiempo no me deje decirte
nada: ¡Dios, cuánto te amo!
Mi mundo, mañana no será nada.
Quiero ahora recordar lo gozado antes que, el no ser, se apodere de
mi. Me abrazo a ti ahora que te siento, que huelo tu piel, que
acaricio tu pelo; ahora que mojas mi cara con lágrimas amargas
negando la evidencia. Tengo miedo de perderte, sí, porque aunque
estés a mi lado, no te reconoceré. Lo que te di, lo que te doy, no
te lo daré mañana. Me va a sobrar mucho amor para darte, muchas
horas para mimarte, muchas noches para amarte…muchos días para
adorarte.
Cuando llegue el día que te pregunte:
¿Quién eres? Sólo quiero que me digas tu nombre, por si una
chispita se enciende y te recuerde.
Cuando llegue el día que ya no te
hable, háblame tú, por si tu voz me hace regresar de las tinieblas
de mi vacía mente.
Cuando llegue el día en que tus besos
no tengan respuesta, sigue besándome, por si el suave roce de tus
labios en los míos, despierte la pasión escondida en la encrucijada
de mi memoria.
Cuando llegue el día que no pueda
acariciarte, acaríciame tú, por si tus manos erizan mi piel como lo
hacen hoy, ahora…
Cuando llegue el mañana, la oscuridad,
la ausencia… quiéreme.
Inextricable, como una selva
enmarañada, difícil de penetrar, así, será mi mente. Ausente
entre nieblas oscuras. El tiempo, es el que marcará nuestra vida y
eso, si que no lo vamos a poder detener.
Así será mi vida: Ausente de vida.
Y, mientras tanto… el tiempo pasa
irremediablemente.
María Manrique
No hay comentarios:
Publicar un comentario