miércoles, 29 de junio de 2011

El camino de la esperanza


El pedregoso camino se le hacía cada vez más pesado. Cada paso que daba era un sufrimiento para sus cansados y heridos pies. Varios dedos se escapaban de sus sucias y raídas alpargatas, y el dolor se le hacía insoportable


 Un hatillo con una muda, una hogaza de pan, un trozo de queso, y una navaja, era todo su equipaje.  Aún las estrellas no le habían dado la bienvenida al sol cuando cerró la puerta verde de su casa dejando atrás todo lo que tenía, lo que más quería; su madre lo abrazó hasta que casi escuchó crujir sus costillas. Se llevó la mano al bolsillo de la camisa recordando que   le había metido algo en él. Besó la foto de su  hermana y de su madre y se le escapó un suspiro hondo, un suspiro que encerraba impotencia, dolor, desesperanza e incertidumbre.

martes, 21 de junio de 2011

La lluvia y tú


Me he asomado a la ventana, no importa que llueva intensamente en estos momentos; necesitaba aire, necesitaba llorar, desahogarme de esta angustia que me rompe por dentro, que me destroza, que hace que muera en vida. Mis lágrimas se mezclan con el agua de la lluvia que se ha puesto de mi parte, que sabe de mi sufrimiento y que llora conmigo.


                                                                                                                                                                   
Ahora mismo estoy ausente de lo que a mi alrededor acontece; sólo la lluvia forma parte de mi estado de ánimo; la lluvia y tú. Sí, tú eres ahora mi pensamiento, sólo tú existes. Tú, y yo; tú y la noche, tú y tu música, tú y tu sonrisa, tú y tu boca, tú y la lluvia. Pienso en aquella noche; llovía también como ahora. Una pequeña pero intensa tormenta de verano que nos sorprendió en nuestra playa, en nuestro paseo nocturno por la orilla del mar.  Corrimos a refugiarnos bajo el saliente de las rocas, pero de pronto te diste la vuelta y volviste sobre tus pasos. Poco a poco te desnudaste, abriste  los brazos en cruz  y miraste el cielo cargado de nubes negras, y dejaste que el agua mojara tu cara, tu cuerpo; un minuto, dos, tres… una eternidad.

lunes, 13 de junio de 2011

El y Ella = Amor

Entró en la habitación como cada mañana a la misma hora. Siempre era él quien la despertaba, quién la besaba, y quien la animaba a levantarse. Todos los días lo mismo. Él esperaba pacientemente a que ella se duchara, se secara el pelo, desayunara y se arreglara. Sin embargo, él dormía poco. Siempre atento a cualquier ruido, a cualquier movimiento desconocido, dispuesto a enfrentarse con aquello que intuyera que era una amenaza para ella.

Se habían conocido hacía ya dos años. Aquella mañana, la casualidad quiso que se encontraran en el aparcamiento del centro comercial próximo a la casa. Ella aparcó justo al lado del coche donde él estaba cómo esperando a alguien, de pié y a la sombra. Se cruzaron sus miradas; ella le sonrió, y comenzó a caminar hacia la puerta del centro. Él la siguió con la mirada, hasta que ella desapareció.
Él se quedó dando vueltas de un lado a otro, como sin saber qué hacer y mirando la puerta de vez en cuando. Se le iluminó la cara cuando la vio salir una hora después, con un carrito lleno de compras.






Se dirigió a su encuentro, pero ella le volvió a sonreir y pasó de largo. Unos minutos después, escuchó rugir el motor del coche y lo vio salir despacio hacia atrás. Él no se movió. Ella le dio un suave toque al claxon, pero él permaneció en el mismo sitio mirándola. Ella lo vio por el retrovisor y decidió bajar y hablar con él.

Se dio cuenta que él le quería decir algo; lo miró bien a los ojos, y su mirada lánguida se lo dijo todo. No necesitaron palabras.


jueves, 9 de junio de 2011

El alma renovada


A esta tierra de la eterna primavera,
la guarda la montaña más hermosa,
como un soldado enarbolando su bandera,
como un novio regalando siete rosas.
Se ha vestido de gala la montaña,
se han cubierto de nieve sus laderas,
en la frescura de sus valles me renuevo

viernes, 3 de junio de 2011

Mañana volvemos


SE LO ENSEÑARON EN LA ESCUELA.  “LAS LINEAS PARALELAS SON AQUELLAS QUE, POR MUCHO QUE SE PROLONGUEN, NUNCA SE LLEGAN A ENCONTRAR”
--------------------

ESTABA SENTADA EN EL BANCO DE LA ESTACIÓN DEL TREN.  ESPERABA COMO CADA DÍA  DESDE HACÍA CUARENTA AÑOS. HABÍA CAMBIADO MUCHO LA ESTACIÓN; LOS TRENES, LA DECORACIÓN, LA VESTIMENTA DE LOS PASAJEROS, EL EQUIPAJE… LO QUE PERMANECÍA IGUAL ERA SU PROMESA.


 ESTABA SENTADA EN EL MISMO LUGAR, PERO EN DISTINTO ASIENTO. AQUEL BANCO ANTIGUO DE MADERA YA DESCOLORIDA POR EL PASO DEL TIEMPO, LO HABÍAN CAMBIADO POR OTRO MÁS MODERNO, MÁS FRÍO, MAS IMPERSONAL. EL OTRO, TESTIGO DE LA DESPEDIDA MÁS DOLOROSA, LA DESPEDIDA DE LAS PROMESAS INCUMPLIDAS, LA DE LOS ADIOSES INTERMINABLES, LA DE ”EL TIEMPO PASA ENSEGUIDA, YA VERÁS, ESPÉRAME, NO ME OLVIDES” Y ÉSTE.  EL DE LAS ESPERA.  EL DE LA MIRADA PERDIDA EN LAS VÍAS, EL DE LA ESPERANZA…